Mi hermana se preparaba para salir de nuevo con sus amigas. Iba vestida con una falda rosa con revuelos que le llegaba justo a la rodilla y con una blusa de un rosa más claro, además, aunque no era evidente a simple vista yo sabía que vestía una panty blanca y un sostén blanco, dato que yo conocía porque ella era ligeramente descuidada conmigo, algo perfectamente normal considerando que éramos hermanos de exactamente la misma edad ya que éramos gemelos.
Al salir de la ducha la vi tomar la ropa interior que antes mencioné del tendedero, sumado al hecho de que no era tan cuidadosa al sentarse y que no se aseguraba de acomodar el tirante del sostén antes de salir de casa era imposible para mí no saber como iba vestida. Esto había sido siempre así, por supuesto, desde que éramos niños hasta el día de hoy en que nuestro cumpleaño número quince estaba por llegar.
—Hijo —gritó mi madre a lo lejos—, ve a dejar a tu hermana al centro comercial.
—Ma', sabes que no puedo —respondí renuente—, no tengo aún licencia de conducir y no podré tener hasta dentro de más de un año, además, ¿por qué Linda no aprende a conducir de una vez por todas?, tenemos literalmente la misma edad.
—Sabes que ella es un poco más bajita que tú y no alcanza correctamente los pedales, además tu fuiste el que rogó a papá para que te enseñara.
—Bueno, con lo de papá tienes razón, pero con lo de los pedales... —Hice una pausa como de cinco segundos antes de decir lo que pensaba—. Con lo de los pedales tenías razón hace un par de años, actualmente ella ya podría aprender.
—Ya relajense —dijo Linda interviniendo en nuestra discusión—, puedo ir en autobús, no te preocupes mami ni tú hermanito.
Su sonrisa era muy penetrante, tanto que en el acto nos tranquilizó a los dos.
—Disculpa cariño —continuó mamá—, no sabía que querías tomar el autobús, sobretodo después del acoso que me contaste que recibiste de un hombre.
—No es nada del otro mundo mamá, estoy de cierta forma acostumbrandome, además andaré con mis amigas y ellas me cuidarán, ¡oh!, y si algún hombre intenta sobrepasarse gritaré.
—Como tu digas cariño, ¡cuídate!
Con su deslumbrante sonrisa se despidió de nosotros y salió a su paseo.
¿Porqué yo no era ella?, siempre me lo había preguntado. ¿Porqué estando juntos en el mismo vientre fue ella quien desarrollo órganos femeninos?, en la escuela había conocido a chicas que eran gemelas idénticas, ¿porqué no era ese mi caso?, ¿porqué no era yo como ella?, ¿porqué no tenía yo su sonrisa?
Al volver ella por la tarde iba acompañada de sus amigas, hablaron tantas cosas aunque no ha todas las conversaciones les segui el hilo ya que estaba en mis propios asuntos, lo único que si noté y que tuve claro es que se divertían, una diversión de la que yo no podía formar parte.
Los días pasaron y los quince años también, estaba feliz ya que siempre nos celebraban los cumpleaños juntos por lo que todo lujo que estuvieran dispuestos mis padres de darle a mi hermana también me lo daban a mi. Y no me malentiendan, yo no odiaba a mi hermana, al contrario, la amaba, era mi orgullo y siempre me había llevado bien con ella a tal punto que buena parte de los beneficios que tenía los compartía conmigo, nos llevábamos tan bien, pero en aquel cumpleaños algo fue diferente...
La fiesta de aquel año fue más lujosa de lo convencional con un gran pastel y mucha comida. Por supuesto las amigas de mi hermana asistieron y también algunos amigos míos, todo era por igual para ambos excepto una cosa, algo que me rompió para siempre.
En un determinado momento perdí de vista a mi hermana, al parecer mamá la había llamado para una sorpresa, no le di mayor importancia ya que la última vez que algo similar había pasado era para hablar sobre cosas de mujeres, el periodo y sostenes, cosas que no me ni me importaban, sin embargo, no era algo de esa naturaleza. Mi hermana apareció tras unos minutos y efectivamente mamá la había llamado para algo exclusivo de chicas... Linda llevaba puesto un vestido rosa, pero no cualquier vestido, era bastante grande, lujoso y hermoso, resaltaba la belleza de mi hermana de una forma que jamás había visto, ella claramente ya no era una niña, era una mujer, una que podía disfrutar de cosas que yo jamás podría.
Todos la felicitaban por lo bella que se veía, sus amigas hasta la abrazaron y mis amigos se quedaron embelezados con ella. Aquella fiesta era nuestra, pero desde aquel momento ella fue el centro de atención, incluso yo mismo me sentí maravillado, aunque en el fondo quería llorar.
Los días pasaron y las cosas siguieron iguales salvó por mi interior que se sentía más destruido que nunca. El espejo reflejaba el rostro de un chico un poco atractivo, casi diría que hasta guapo, algo de lo que estaba muy consciente debido a mi popularidad con las chicas de la escuela, pero yo no quería "ser guapo", yo quería ser bello, bello como un arcoiris, una mariposa o una flor, bello como mi hermana.
Un día había quedado con unos amigos, teóricamente pasaría afuera toda la tarde junto a ellos jugando videojuegos o conversando sobre algo. Salí de mi casa e incluso me despedí de mi mamá, pero los planes se cancelaron al recibir una llamada de uno de ellos diciéndome que su madre se encontraba en el hospital. Volví a mi casa decepcionado y me dirigí directo a mi cuarto, estando ahí alcancé a escuchar a mi hermana y mi madre conversando.
—Mami —dijo Linda—, me siento mal con mi hermano, lo noto más distante de lo usual y creo saber por que.
—¿Qué cosas dices hija?, yo no he notado nada.
—Exacto, ese es el por que mi hermano actúa raro últimamente, es que tú y papá no notan nada, nunca han notado nada en él y no lo saben tratar.
—No entiendo de lo que ne hablas.
—Es que ustedes lo tratan distinto que a mi y la verdad no entiendo por que. A sido así toda nuestra vida, papá reacciona mas rápido a mis propuestas y reniega menos al aceptarlas, tu también eres más cercana a mí ya que te pones a conversar "cosas de chica" conmigo y a él lo excluyes. ¿Por qué son así?, hay cosas que entiendo, pero otras que no, toda mi vida había pensado que posiblemente no lo hacían de forma consciente, pero tras nuestros quince años me hicieron sentir que tienen algo contra él.
—¿Por qué dices eso?, ¿acaso no te gustó tu vestido?
—No es eso, es que aquello fue un regalo especial para mi y yo y mi hermano valemos igual, no puede haber favoritismo en nuestro cumpleaños bajo ningún concepto.
—No es favoritismo, es solo que a él no le podíamos comprar un vestido, si el fuera una chica claro que lo hubiesemos hecho.
—¡Es eso de lo que hablo!, mujer u hombre, eso da igual, entiendo que no sea así para la sociedad, que los hombres por la calle se fijen solo en mí o al contrario, que las chicas se sientan atraídas por mi hermano, dirías que es lo natural, cada quien se siente atraído sexualmente hacia quien quiere, es más, han habido chicas que han querido ligar conmigo... Pero ese no es el punto, el punto es que ustedes, nuestros padres, no tienen motivo alguno para tratarnos diferentes. Es más, el vestido no lo quiero, si tenerlo representa de alguna manera que soy más especial que mi hermsno entonces no lo quiero.
Tras decir eso escuché a alguien correr, claramente se trataba de Linda alejándose de mi madre mientras yo por mi lado me encontraba llorando tras escuchar esas palabras.
—¡Lo siento hija! —gritó mamá—, que te sientas así es mi culpa, si tan solo hubiese hecho a tu hermano mujer ese trato que dices que es especial que te damos a ti se lo dieramos también a él.
—Ya no hables mamá —respondió Linda a lo lejos— claramente no entendiste nada de lo que te quise decir.
No, la que no había entendido era mi hermana quien inocentemente creía que ella y yo podíamos llegar a ser tratados por igual. Mamá tenía razón, si tan solo me hubiera hecho mujer mi vida sería mejor, sería mucho más feliz, mi hermana no estaría ahora rompiendo su hermoso vestido solo para intentar ponerse a mi nivel, al contrario, podríamos "ambas" estar luciendo aquella vestimenta, nos ayudaríamos a maquillarnos y muchas cosas más, por lo que si acaso debía odiar a alguien era a mamá.
Días después el "accidente" pasó, mamá se había suicidado dejando una nota disculpandose conmigo por haberme traído al mundo. Mis amigos me consolaron, pero quien más fuerza necesitaba en aquel momento era mi hermana quien se sentia culpable por lo sucedido pensando que aquel acto era producto de la discusión que habían tenido.
Tras días de duelo tuve la oportunidad de hablar con ella a solas para intentar tranquilizarla.
—Ya no estés triste —dije evitando mirarla a los ojos—, no es tu culpa Linda así que por favor ya deja de sentirte mal por ello. Es normal que estés triste y yo también lo estoy, pero debemos aceptar que está fue una desición que mamá tomó y no te lo voy a negar, posiblemente nunca la pueda perdonar, pero al menos seguiré adelante.
Mi hermana no dijo nada aquel día, pero de alguna forma mis palabras la reconfortaron ya que poco a poco se fue reponiendo y recuperando el vigor que la caracterizaba.
Por otro lado a pesar de que mamá no estaba logramos mantener estabilidad económica haciendo algunos recortes y administrando mejor el dinero del salario de mi papá, quien, por cierto, adquirió un seguro de vida, era un gasto aparentemente innecesario que a penas si lograbamos cubrir, pero él había insistido en tomarlo argumentando que si algo le pasaba necesitaríamos aquella ayuda para sobrevivir.
Pasados varios meses aquel suceso fue quedando atrás en nuestras vidas, el dolor de la pérdida aún seguía ahí, pero al menos habíamos aprendido a vivir con él.
En la escuela las cosas también eran normales, mis amigos y yo conversabamos normalmente durante los recesos de la escuela como aquel en donde surgió un curioso tema.
—Me pregunto como harán las mujeres.
—¿Con qué cosa amigo?
—Para darle forma a un bebé, controlar si será delgado, alto o de piel oscura.
—Que cosas dices, las mujeres no controlan eso, se nota que eres tarugo, todo eso que mencionaste lo controlan los genes.
—¿Los genes? —dije curioso ante aquella conversación.
—Si, no me digas que eres como edte tarugo que no sabe.
—Lo siento —dije sonriendo—, es que no preste mucho atención a esa clase, ¿y esos genes también definen si el bebé es niño o niña?
—Por supuesto. El bebé lleva genes del padre y de la madre por lo que un hijo siempre guarda alguna similitud con sus progenitores.
—Ya veo —dije con un especial interés—, ¿y como se define si es niño o niña?
—¡Yo se! —dijo mi otro amigo el "tarugo"—, gana el más fuerte, si el papá es más fuerte que la mamá al momento del sexo el bebé hereda sus genes de hombre, pero si la más fuerte es la mamá hereda sus genes de mujer.
—¡Calla que no sabes! —dijo el que al parecer si sabía—, los genes sexuales los define el espermatozoide, en otras palabras el papá, lo que quiere decir que dependerá de nosotros si nuestros hijos son niños o niñas.
En aquel momento lo disimulé, pero en mi anterior sentí como si algo se me revolviera ya que de aquello ser verdad mamá había muerto en vano ya que sobre el que recaía en verdad la culpa que ella se había adjudicado era mi padre.
Al cabo de unos días cayó el castigo sobre él. Esta vez no fue un suicidio, esta vez se había tratado de un claro homicidio, aunque bueno, no tan claro del todo, ya que aunque claramente alguien lo había asesinado la policía fue incapaz de dar con el culpable.
Al menos esta vez mi hermana no sentía culpa de nada, pero lo destruida que estaba no se podía ignorar. En el banco nos dieron el pago por el seguro, dicho seguro no contemplaba suicidios como había sido ls muerte de mamá, pero dentro de lo afortunado que aquello podía considerarse papá había muerto de otra forma.
De esa forma solo quedamos ella y yo. Unos tíos presionaron en adoptarnos, pero solo lograron que nos quedaramos en su casa, ya que del dinero del seguro no se les permitió tocar ni un centavo.
En uno de los largos fines de semana en que mi hermana y yo nos quedábamos solos empezamos a conversar.
—Oye hermano —dijo ella con un poco de timidez—, ¿por qué crees que terminamos así?
—No hagas esa pregunta, es como si insinuaras que estamos pagando por algo malo que hemos hecho.
—Lo siento, es solo que a veces tengo esa impresión. Es que perdimos a mamá y luego a papá, no sabes cuanto miedo siento a veces de perderte a ti también.
—Eso no va a pasar, he oído que entre más cosas malas te pasan es porque más cosas buenas se están acumulando para suceder, quizá lo que te digo no te reconforte, pero al menos pensar así me reconforta a mí y siento que volveré a ver tu sonrisa si mantengo la esperanza.
—Hermano, yo, la verdad es que tus palabras me reconfortan un poco, agradezco que al menos tú sigas conmigo, te amo.
De nuevo el tiempo pasó, las cosas volvieron a estabilizarse, y aunque las cosas deberían haber ido a mejor no fueron asi ya que una vieja herida volvió a abrirse.
En la escuela planearon una excursión a unas ruinas antiguas la cual sería en un par de semanas. Aquello en verdad no me hacía ninguna ilusión ni a ninguno de mis compañeros le importaba mucho, ya que por supuesto, sus intereses en aquella etapa de su vida eran otros, aunque yo más que todo no me interesaba por dicho viaje ya que tenía otros problemas encima.
En casa de mis tíos las cosas se volvieron un poco horribles para mí. Al principio tanto a mi como a mi hermana nos trataban igual, pero tras un tiempo empezaron a tenerle cierto favoritismo a ella. Primero que nada mi tía le ofreció un cuarto con baño propio argumentando que a las chicas les hacia falta uno de esos, mi hermana no lo aceptó nuy feliz ya que aquel actuar le recordaba de cierta forma a nuestros padres, pero por educación lo aceptó.
Mi tío por su parte se comportaba con bastante timidez con mi hermana, claramente de alguna forma le gustaba, y como no, ya que ni siquiera era su familia ya que nuestra tía era hermana de mi papá mientras nuestro tio, en cambio, simplemente era el esposo de nuestra tia. Mi hermana no perdía nada con aquello ya que el hombre a pesar de todo era muy respetuoso y nunca intentaba sobrepasarse, a veces hasta dudaba de mis sospechas y pensaba que él simplemente era muy amable con ella, pero claro, con ella, a mi me trataba bien dentro de lo que cabía, sin embargo, a Linda le sonreía más, incluso ella me contó como le daba unas monedas extras que a mí para llevar a la escuela.
Oh, y en la escuela... Mi hermana fue nombrada reina en un baile que hicimos por el día de San Valentin, y aunque antes había renegado de su vestido de quince años, para aquella fiesta de la escuela usó un vestido muy lujoso, como no, comprado por mi tio.
De nuevo la distancia entre ambos estaba clara, ella era mejor que mí y simplemente no había forma para mí de cambiarlo.
El día de la excursión llegó. El viaje no era simplemente por diversión ya que los profesores nos habían dado una guía de estudios. Todos mis compañeros iban tomando notas rápidas de todo lo que el guía iba diciendo, pero yo a penas si podía seguirle el ritmo debido a las preocupaciones que me invadían por lo que terminé quedándome atrás.
Habían sido solo un par de minutos en el que había bajado mi vista al cuaderno y al levantarla todos se habían ido, al notarlo me preocupé mucho y empecé a buscarlos por los alrededores. En mi búsqueda terminé dando con una estatua que me embelezó, en la descripción ponía que era la principal deidad de la civilización a la que pertenecían aquellas ruinas. Ya que estaba pérdido mi única opción era volver al autobus, aquellas habían sido las instrucciones que nos habían dado por si aquello nos pasaba, por lo que decidí que para no salir tan mal evaluado al menos escribiría sobre aquel dios. Mientras lo hacía algo raro sucedió.
Vi a los ojos de la estatua y tras unos segundos mi conciencia fue transportada a otro plano existencial.
—Con que eres el chico que puso fin a la vida de su madre y su padre —dijo una voz distante.
—Qui... ¿Quien eres tú?
—Soy el encargado de organizar a la población humana, se quien muere y se quien nace.
—Eso es imposible, según tengo entendido mueren miles de personas y nacen miles de miles en un par de minutos, alguien tan ocupado no podría estsr perdiendo el tiempo hablando conmigo.
—Ay, humano, ¿piensas que un ser como yo tienes las limitaciones de un mortal? Bueno, la verdad no importa, ese no sería el mayor de tus pecados.
A aquel ser claramente no podía mentirle, algo me hacía sentirlo.
—Está bien, ¡yo acabé con la vida de mis padres!, pero lo hice para castigarlos.
—Oh, niño, pero si ellos no tienen culpa de nada. Sabes, tú caso es un caso curioso por eso te ayudaré un poco a dar con el verdadero "culpable", no quiero decirtelo yo directamente porque no lo aceptarás, en cambio lo que haré será revelarte lo que viviste en este mundo antes de ser concebido, les regresaré los recuerdos a ti a tu hermana, un momento, pareciera que tu hermana nunca los perdió, pero que niña más traviesa, me pregunto que habrá hecho para no perderlos. En fin, ya te regresé los tuyos, espero que encuentres al verdero responsable.
—Espera, si sabes lo que he hecho, ¿por qué me dejas ir así sin más?
—No tenemos la aprobación para quitar la vida a otros humanos, eso solo lo pueden hacer las enfermedades o lesiones causadas por algo en el mundo físico en el cual se nos está prohibido interferir, es más, si tu no te hubieras acercado tanto a nuestro mundo al acercarte a aquella estatua no habríamos podido hablar. Bueno, adiosito.
Mi conciencia volvió repentinamente al mundo de los vivos.
—¡Hermano, despierta!
—Linda, ¿qué haces aquí?
—Es que te perdí de vista y me preocupé, el resto no se había percatado, pero los regañé, en especial a esos tus amigos, creí que permanecerían más al pendiente de ti.
—Son chicos, son algo despistados.
—¡Eso no tiene nada que ver! En fin, volvamos al autobús, ya sabes las directrices.
De camino hacia nuestro transporte extraños recuerdo invadieron mi mente, era como si mi conciencia flotara y a lo lejos podía observar a papá y a mamá, ambos parecían... ¿Estar teniendo sexo?
Subimos al autobús y nos marchamos del lugar. Durante el viaje de regreso fingí haberme dormido, pero en realidad solo permanecía con los ojos cerrados mientras meditaba en aquellos recuerdos. Si lo dicho por aquel ser era cierto alguien más ers el responsable de mi destino y en aquellos borrosos recuerdos estaba la respuesta.
A parte de la perturbadora imagen de mis progenitores procreando había otra cosa extraña, junto a mi estaba un alma la cual no tenía una forma definida, pero que el simple hecho de tenerla junto a mi me reconfortaba. Aquella alma había jugado conmigo en aquel mundo mientras esperábamos para que nos seleccionaran, no podía recordar mucho al respecto ya que entre más atrás intentaba recordar más borroso era todo, lo único que tenía claro es que me llevaba muy bien con aquella alma.
Al llegar a mi casa estando solo en mi cuarto seguí pensando. Aquella alma me había dicho unas palabras:
—¿Quieres ser una niña?
—No lo sé —le respondí—, ¿tú que opinas?
—Opino que ser una niña puede ser muy difícil, según lo que nos han enseñado del mundo a las niñas las molestan los niños más grandes. Y también les sale sangre entre sus piernitas y les duele, además que para hacer pipi necesitan sentarse.
—Tienes razón —dije sonando con animosidad—, ser una niña suena muy dificil, pero es lo que me ha tocado, ser tu hermanita, así que no me preocupo, tu siempre vas a estar allí para protegerme y ayudarme hermanito.
—Eso si —respondió aquella alma feliz—, yo siempre estaré contigo Linda.
Aquello me dejó descolocado, ¿significaba que yo era quien tendría que haber nacido como niña?, ¿haber nacido como Linda?, ¿era el nombre que se me había asignado desde antes de nacer? El deseo de obtener la respuesta empezó a ponerme ansioso y a la vez me preocupó ya que intuí quien era el responsable de que al final las cosas no fueran así.
Hice un último esfuerzo por recordar un poquito más y pude apreciar el momento de la verdad, mis padres estaban en el coito donde los espermatozoides en su carrera terminaron topandose con que en el útero habían dos óvulos. El ser que administra la población humana guió claramente a los espermatozoides, parecía asegurarse que solo un xy fecundara un ovulo y un xx el otro. El espermatozoide masculino entró en un óvulo y le dijeron al alma que era amiga que entrara, pero yo dudé, me asustó la idea de ser una niña frágil, por lo que antes que la otra alma actuara me lancé yo atando mi vida a un cigoto masculino para siempre.
—No, ¡no!, ¡no puede ser!, ¡no puedo ser yo el responsable!
Me bajé el pijama y también los calzoncillos.
—¡No!, ¡no puedo ser yo el responsable de esto!
Empecé a apretar mi pene con todas mis fuerzas, era como si lo estrangulara lo que me hizo tener una erección.
—Esto no puede ser así, no debería ser así. Ahora lo entiendo, el único responsable soy yo y soy el único que se merece un castigo.
Mi hermana, mi pobre hermana, ella ya había sufrido lo suficiente, por lo que no podía hacerla sufrir más, así que escribí una carta diciéndole que me iba. Inventé alguna excusa tonta como que no soportaba a nuestros tios o algo por el estilo. Luego me fui, me fui tan lejos como pude donde nadie pudiera encontrarme, estando allá me lancé de un precipicio, aquella no sería una muerte tan limpia como las de mis progenitores, pero sería suficiente para mi castigo.
Tras morir aparecí frente al ser que administraba la población humana.
—Cielos chico, no creí que las cosas terminarían así para ti, de haberlo sabido habría actuado con más cuidado. Bueno, tu alma ahora irá al vacío final.
—¿Es donde los muertos van?
—No exactamente, los muertos en realidad entran en una fila de espera, pasan así por alrededor de cuatrocientos años hasta poder renacer, de esta manera se evita que una pareja tenga de hijos a sus abuelos, creo que lo entiendes, ¿no? Además durante ese tiempo el alma se purifica, aunque bueno, el alma humana es tan sucia que nunca logra estar del todo limpia. El vacío final, en cambio, es donde van las almas que no pueden purificarse, almas que desperdician la tan anhelada vida que muchas otras pasan esperando por siglos.
—Entiendo —dije sintiendo un horrible miedo dentro de mi, aunque a su vez sintiendo que era lo que merecía.
—No te confundas chico, este no será tu castigo por quitarte una vida como niña, es por no saber aprovechar el cuerpo que a final se te dio, un cuerpo con el que pudiste haber cuidado a tu hermanita, ahora que no estás pareciera que tío se sobrepasa más con ella, aunque bueno, quizás es lo que se merece por elegir ese frágil cuerpo femenino. La verdad es que no entiendo a los humanos, un cuerpo masculino en mejor en todo sentido, es decir, el placer del coito incluso es el mismo, no se de donde algunos sacan que las mujeres sienten mejor, es todo lo contrario, mayor sensibilidad solo crea mayor incomodidad.
—Oye, ¿de qué hablas?
—Justo lo que oyes, en términos de placer hombres y mujeres disfrutan igual.
—No digo eso, me refiero a lo otro, ¿cómo que ella eligió ese cuerpo?
—Ay, chico, ¿en serio no te diste cuenta?, ella fue quien te empujo al cuerpo que se le había sido asignado, incluso desde antes te sembró dudas, pero tu permeciste firme en ser una niña hasta al final, la culpable, la persona responsable a la que tu tanto deseabas castigar es Linda, tu amada hermanita, a la cual tu tío está violando en este momento. Oh, vaya, sus ojos transmiten mucho odio como si se arrepintieran de lo que hizo, ya que como te lo dije antes ella recuerda todo antes de ser engendrada, debió ser un efecto secundario por lo que hizo.
—Tienes que estar mintiendo, ¡lo que dices no puede ser así!
—Todo es verdad, por cierto, aunque no puedo intervenir en el mundo físico pude haber traído acá también el alma de tu hermana si le hubieras dicho que se acercara a la estatua y al volverlos al mundo de los vivos mandarlos al cuerpo del otro, o bueno, al cuerpo que siempre debió pertenecerles, pero en fin, esta no fue una historia de cambio de cuerpos entre hermanos ni una con un final feliz para nadie. Adiosito...
Hola a todos, está historia está calentita, recién escrita, no le he revisado redacción ni nada, va del horno.
Luego puede que la revise aunque si han llegado hasta aqui es porque les pareció bien como estaba.
En fin, comenten que les pareció este estilo y que les pareció la historia en general. Nos vemos.
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